“Estoy en las últimas…”
Los/as cuidadores/as pueden verse abrumados por las circunstancias hasta el punto en que su salud emocional y física alcanza los límites del agotamiento.
El cuidado implica responder a una serie de demandas, tareas, esfuerzos y tensiones derivados de sus tareas, que pueden tener repercusiones tanto en los/las cuidadores/as como en los que los rodean.
A menudo pueden sentirse frustrados/as; la situación de cuidado los/las absorbe de tal manera que se ven obligados/as a pasar menos tiempo con sus hijos/as, pareja o amigos/as, o a dejar de hacer las cosas que disfrutaban, lo que les causa una sensación de falta de libertad. En consecuencia, uno de los principales riesgos para el bienestar del cuidador es el aislamiento social.
Además, es común sentir indefensión y enfado, así como abandono o percibir que otros miembros de la familia descuidan la situación y las necesidades de cuidado de la persona dependiente.
Este conjunto de emociones, sentimientos y pensamientos puede conducir fácilmente a problemas psicológicos y físicos.
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