En las personas de tercera edad, las caídas y las fracturas óseas son un problema grave. Las caídas ocurren con mayor frecuencia cuando se realizan actividades básicas diarias, por ejemplo, levantarse, sentarse, agacharse o caminar. En el caso de una persona mayor, incluso una caída menor puede tener muchas consecuencias negativas, incluyendo fracturas, cuyo tratamiento en los ancianos es a menudo largo y limitado por muchos factores.
Las causas de las caídas en este grupo de edad se pueden dividir en dos grupos principales: caídas internas y caídas externas.
Caídas internas
Las caídas internas están asociadas con los llamados cambios involutivos (seniles), es decir, procesos atróficos, causados por el envejecimiento de los sistemas del cuerpo. Estos incluyen la ralentización de la reacción del sistema nervioso a los efectos de los estímulos, el debilitamiento de la fuerza muscular, los trastornos del equilibrio, los trastornos circulatorios, el deterioro de la visión y la audición o la coordinación de los movimientos. Además, el funcionamiento del organismo envejecido se ve afectado por enfermedades acompañantes, es decir, cardiovasculares, neurológicas (Parkinson, después del golpe), metabólica (diabetes, osteoporosis) o las enfermedades de las extremidades (cambios degenerativos, deformaciones después de lesiones anteriores).
Las personas mayores a menudo se enfrentan también a enfermedades mentales como la demencia, la depresión y la ansiedad. Tomar medicamentos también afecta — entre los efectos secundarios a menudo existen mareos, problemas de concentración o disminución de la presión arterial, que en muchos casos tiene una mala influencia en el bienestar general. Todos estos factores pueden perjudicar en gran medida la forma en que los ancianos se mueven, aumentando el riesgo de que caigan.
Caídas externas.
Las causas de las caídas externas incluyen todo tipo de factores ambientales que dificultan el desplazamiento de las personas mayores, por ejemplo, suelo resbaladizo, alfombras móviles, escaleras, umbrales demasiado altos, falta de agarres en la casa o en los medios de transporte, iluminación inadecuada o condiciones climáticas adversas (nieve, hielo en las aceras).
Consecuencias de las caídas
Entre los efectos más comunes de las caídas en las personas de tercera edad se encuentran los hematomas, moretones, estiramientos musculares, fracturas óseas y lesiones craneales (conmociones cerebrales, hemorragias intracraneales), que se manifiestan solo un cierto tiempo después del accidente.
También vale la pena mencionar el llamado síndrome post-caída, resultante del miedo a otra caída, y la limitación de la actividad motora diaria, con el fin de minimizar la probabilidad de que suceda de nuevo. Afecta significativamente el funcionamiento del estado respiratorio, circulatorio, órgano y mental de los ancianos, que ya están limitados por cambios seniles, y conduce directamente al deterioro de la calidad de vida.
Los tipos más comunes de fracturas resultantes de la caída son las del hueso del muslo, el húmero y otras partes del antebrazo, justo encima de la muñeca. Las fracturas dentro de las vértebras y las costillas tienden a ocurrir con menos frecuencia.
Las fracturas más peligrosos para las personas mayores son aquellas en las extremidades inferiores (incluso las menos complicadas), ya que pueden causar muchas complicaciones. Esto se debe principalmente a la inmovilización necesaria, que puede provocar efectos secundarios muy graves, por ejemplo, neumonía, trastornos circulatorios periféricos, trombosis venosa profunda, trastornos de presión, infecciones del tracto urinario, trastornos intestinales (estreñimiento), empeoramiento de la osteoporosis, atrofia muscular, etc.
La duración de la inmovilización depende principalmente del tratamiento utilizado. Cuanto más dure, más efectos secundarios puede causar. La condición de una persona mayor no siempre permite realizar una cirugía, lo que aumenta significativamente el tiempo que se requiere para permanecer en la posición de Decúbito (acostada) y, en el peor de los casos, puede llevar a la muerte.
¿Cómo proteger a una persona mayor de las fracturas?
Prevención
Prevenir la caída de la persona mayor — para este propósito, echa un vistazo al entorno inmediato donde la persona vive. La instalación de pasamanos o asas de baño, soportes o esterillas antideslizantes sin duda facilitará el funcionamiento de la persona mayor.
Calzado adecuado
El calzado que la persona mayor utiliza para caminar debe ser ligero, equipado con suelas antideslizantes y adaptado a posibles deformaciones en el pie. También debes garantizar la estabilización adecuada del tobillo.
Equipo
En algunos casos, es necesario elegir un equipo de apoyo adecuado que facilite la movilidad de las personas mayores: un bastón, muletas y un andador.
Tratamiento preventivo
Si la salud de la persona mayor ha deteriorado en general, consulta un médico que preparará un tratamiento adecuado o modificará las dosis del medicamento que toma.
Fisioprofilaxis
Un trabajo sistemático sobre la aptitud física de la persona anciana ayuda en el funcionamiento diario e independiente y minimiza el riesgo de caída. Un fisioterapeuta debe desarrollar un conjunto de ejercicios adecuados. El programa de ejercicios debe incluir ejercicios orientados a una movilidad articular adecuada y a la flexibilidad de los tejidos circundantes, la fuerza muscular, el equilibrio, la coordinación y el rendimiento general.
¿Cómo proceder en caso de fractura de una extremidad inferior o superior en una persona mayor?
No ajustes ni muevas la extremidad bruscamente para no agravar la lesión
Inmoviliza la extremidad en las dos articulaciones alrededor de la fractura; por ejemplo, si sospechas que la tibia está rota, la pierna debe estar inmovilizada desde el tobillo hasta la rodilla.
No le des nada de comer o beber
Cubre a la persona con una manta o una chaqueta
Llama a una ambulancia inmediatamente
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