5.1. Infección por virus

 
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Las personas mayores son más propensas a padecer enfermedades crónicas que debilitan su sistema inmunitario. Esto, a su vez, aumenta el riesgo de sufrir una infección vírica. Los virus de mutación rápida son la causa más común de las infecciones respiratorias.

 

Las principales causas de infecciones víricas respiratorias

Los virus que causan las infecciones respiratorias pueden transmitirse por el aire o a través del contacto directo con una persona enferma.
 

Entre las causas más comunes de las infecciones víricas respiratorias se encuentran:

   Gripe A, virus de la gripe B,
 
   Metapneumovirus
 
   Virus Sincitial Respiratorio (VSR)
 
   Virus de la parainfluenza (VPI)
 
   Adenovirus (AdV)
 
   Rinovirus (HRV A/B/C)
 
   Coronavirus del SARS-CoV-2
 
Para determinar qué virus ha atacado las vías respiratorias, es necesario tener un hisopo nasal y un hisopo de garganta. La toma de un hisopo para verificar la presencia de un virus específico puede realizarse en un laboratorio.
 

Los síntomas característicos de una infección vírica son:

   sensación de confusión
 
   debilidad
 
   sensación de malestar
 
   dolor
 
   dolor de garganta
 
   enrojecimiento de la garganta
 
   aumento de la temperatura
 
   secreción nasal
 
   tos
 
   escalofríos
 
Los síntomas mencionados anteriormente suelen acompañarse de conjuntivitis, e incluso náuseas o vómitos. Si los síntomas persisten durante más de 3 días, se recomienda buscar ayuda médica para determinar la fuente de la infección (por ejemplo, la exclusión de bacterias en el organismo).
 

Virus que causan la gripe

La gripe suele tener un inicio rápido, desde el principio la fiebre es de más de 38 grados, escalofríos, dolor muscular, dolores de cabeza, falta de apetito, debilidad, así como dolor de garganta y tos seca. En la gripe, la secreción nasal es un problema bastante moderado. Los síntomas de la gripe suelen durar hasta una semana, pero la debilidad y la tos pueden persistir más tiempo.

La base del tratamiento consiste en el aislamiento de la persona enferma, descansar y beber una gran cantidad de líquidos. Sintomáticamente, también se utilizan analgésicos y medicamentos para la fiebre y el dolor de garganta. El tratamiento de los virus también es posible, pero se limita principalmente a los casos graves o a las complicaciones derivadas de la gripe. Es importante que no se utilicen antibióticos para tratar la gripe.
 

Virus que causan el resfriado

El resfriado suele ser más breve y leve que la gripe. Puede estar causado por más de 200 tipos diferentes de virus, incluyendo Influenza o Parainfluenza, Rinovirus, Metapneumovirus, Adenovirus o Virus Sincitial Respiratorio.

Muchas personas pasan por un resfriado de forma asintomática, mientras que otras experimentan dolencias leves. Las molestias más comunes son el dolor de cabeza y muscular, la mala sensación general, la secreción nasal intensa, el dolor de garganta y la tos, que al principio es seca y luego se vuelve húmeda. Esporádicamente, el resfriado puede provocar fiebre leve con escalofríos. Por lo general, el síntoma más desagradable es el goteo nasal, acompañado de una sensación de congestión nasal, el deterioro del sentido del olfato, así como la secreción nasal que baja por la pared posterior de la garganta, que con el tiempo se vuelve espesa y verdosa.

Los síntomas suelen desaparecer al cabo de 7-10 días, aunque en algunos casos la tos dura más tiempo. Por lo general, las dolencias desaparecen espontáneamente con suficiente descanso. Sintomáticamente, se pueden utilizar analgésicos (por ejemplo, paracetamol) y medicamentos contra la tos, así como soluciones de sal marina para la nariz. También pueden ser útiles la flor de cardo púrpura y el zinc en dosis superiores a 75 mg.

En los resfriados, es posible que se produzca una sobreinfección bacteriana, lo que lleva a la inflamación de los senos paranasales, el oído medio o los pulmones. No obstante, los antibióticos no deben utilizarse de forma preventiva, ya que no reducen el riesgo de complicaciones.
 

Casos graves de infección viral

Las infecciones víricas no siempre son leves. En algunos casos, una infección vírica puede causar efectos graves. Por ejemplo, el VRS o el Metapneumovirus pueden causar una neumonía grave en las personas mayores con inmunidad baja. El resultado es el aumento de la falta de aire y la apnea, y la aparición de numerosos cambios en el tejido pulmonar.
El coronavirus SARS-CoV-2 es también un tipo de virus que puede causar graves consecuencias y provocar peligrosas complicaciones, incluso la muerte.

Las personas mayores no siempre experimentan los síntomas típicos del COVID-19, es decir, fiebre, tos seca y problemas respiratorios. Hay casos en los que no aparece ninguno de estos síntomas comunes, pero sí otros síntomas que pueden indicar la infección por el coronavirus.

En las personas mayores, pueden aparecer comportamientos inusuales en las primeras fases de la infección por COVID-19, como la falta de apetito, dormir más de lo habitual, indiferencia o deterioro de la orientación espacial. Como resultado, la persona mayor puede marearse y caerse, dejar de hablar o perder el conocimiento. La razón de una reacción tan diferente del organismo está relacionada con la respuesta específica del sistema inmunitario. Las personas mayores pueden reaccionar de forma diferente a las infecciones, ya que la edad avanzada debilita la respuesta inmunitaria del organismo. Según los médicos, una respuesta inmunitaria suprimida ocurre con más frecuencia en el caso de un organismo envejecido. Entonces, la capacidad de regular la temperatura corporal cambia, y las enfermedades crónicas concomitantes pueden eclipsar los signos de infección. Algunos ancianos tienen la tos modificada, por ejemplo, como consecuencia de un accidente cerebrovascular o de problemas neurológicos. También es importante recordar que las personas con deficiencias cognitivas no podrán informar de sus dolencias ni de los cambios en su estado general.

El riesgo de pasar por alto los primeros síntomas de una infección por el SARS-CoV-2 es el principal problema derivado del curso inusual de la infección en los ancianos. Al no ser consciente de la situación, una persona mayor infectada puede seguir propagando el virus. Otro problema, aún más grave, es que si los síntomas iniciales de este coronavirus no se detectan con suficiente antelación, pueden desencadenar repentinamente síntomas y complicaciones mucho más graves. Si esto ocurre, el estado de la persona mayor puede deteriorarse antes de que reciba atención médica.
 

Entre otros, los signos atípicos de infección por SARS-CoV-2 en las personas mayores incluyen:

   cambios de comportamiento
 
   delirio
 
   caídas
 
   cansancio
 
   apatía
 
   presión arterial baja
 
   hinchazón dolorosa
 
   desmayo
 
   dolor abdominal
 
   diarrea, náuseas y vómitos
 
   pérdida del sentido del gusto o del olfato
 
Hay que tener en cuenta que algunos síntomas de una infección por coronavirus SARS-CoV-2, especialmente los del grupo atípico, se consideran todavía anecdóticos. Es necesario recopilar y sistematizar datos sobre estos síntomas atípicos de una infección por coronavirus.
 
 
 
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