8.6. Depresión de la tercera edad: signos y síntomas

 
Atrás         Siguiente

cartoon

Siempre que el Sr. Huxley se sentía deprimido iba a nadar.

 

Las personas, incluidas las personas mayores y dependientes, sufren depresión de diversas maneras; el tipo y el grado de los síntomas pueden variar de una persona a otra, y pueden cambiar con el tiempo.

 
Sin embargo, es importante tener en cuenta que la depresión en las personas mayores o dependientes puede ser fácilmente confundida con los síntomas de diversas enfermedades o las consecuencias de los medicamentos utilizados para tratarlas. (Casarella, 2020)

El origen de la depresión en las personas mayores o dependientes puede estar enraizado en diferentes factores, como tener una o más enfermedades crónicas (a saber, diabetes, enfermedades cardiovasculares, cardiopatía isquémica, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), cáncer, etc.).

También es cierto que hay medicamentos que son más propensos a provocar depresión. (ORPEA, 2019)

Con todo, la depresión en las personas mayores necesita ser entendida de manera diferente a la depresión en las personas más jóvenes. En los adultos mayores, está ligada a un mayor riesgo de enfermedades cardíacas y a la posibilidad de muerte por cualquier enfermedad que estén tratando. Además, la depresión reduce la capacidad de una persona mayor para rehabilitarse o recuperarse de sus patologías, es decir, la depresión aumenta sustancialmente la probabilidad de muerte por esas enfermedades. (Casarella, 2020)

Por esa razón, es importante asegurarse de que la persona que cuidas sea evaluada y tratada, incluso si la depresión es leve. La depresión puede manifestarse en varios síntomas que, como se ha explicado anteriormente, pueden estar superpuestos con los de otras enfermedades.
 

Pueden incluir:

 
   Sentimiento de tristeza, llanto, vacío o desesperanza
 
   Pérdida de interés o placer en la mayoría o en todas las actividades diarias
 
   Alteraciones del sueño y cambios en los patrones de sueño
 
   Cansancio y falta de energía
 
   Cambio en los hábitos alimenticios lo que conlleva al aumento o pérdida de peso no intencional
 
   Ansiedad, agitación, irritabilidad o inquietud
 
   Lentitud en el razonamiento, el habla o los movimientos corporales
 
   Dificultad para pensar, concentrarse, tomar decisiones o recordar cosas
 
   Sentimiento de inutilidad
 
   Culpa o autoculpabilización por cosas que no son tu responsabilidad
 
   Síntomas físicos continuos que no responden a un tratamiento, como dolores de cabeza, trastornos digestivos y dolor crónico
 
 
 
Atrás         Siguiente
 

progress bar

Fatiga, depresión y exclusión social del/de la cuidador/a:
52% completo