“Tengo la sensación de que esos tipos de las batas blancas no lo conseguirán sin nosotros”.
El Burnout tiene consecuencias en varias áreas como en el trabajo, la estabilidad emocional, el estado físico y la salud (cansancio, dolores musculares, dolores de cabeza y ansiedad).
El sentimiento de vacío emerge incluso una vez que la persona dependiente ya no es atendida, ya sea porque es admitida en un asilo de ancianos o debido a su muerte. Este vacío puede durar años después del fin del cuidado.
Los cuidadores perciben que sus actividades profesionales perturban su:
Salud psicofísica, situación económica (gastos de atención como la adaptación de la vivienda, pérdida de ingresos al dejar el trabajo…)
Y las relaciones sociales, incluidos los conflictos familiares
Sin embargo, es cierto que no afecta a todos de la misma manera. De hecho, las personas con baja resiliencia (capacidad para superar con éxito las situaciones adversas) parecen sufrir más agotamiento, lo que las hace propensas a desarrollar este síndrome. Las personas con un autoconcepto negativo y una baja percepción de su autoeficacia, entre otros factores, también son más propensas a sufrir el síndrome Burnout.
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Fatiga, depresión y exclusión social del/de la cuidador/a:20% completo